viernes, 11 de noviembre de 2011

PARTE 12

No tenía ganas de ver la televisión mientras mi prima planchaba prácticamente semicalata delante de mí… De rato en rato, levantaba la mirada hacia ella, tratando de no ser tan obvio ante ello, pero siempre me descubría marcando una sonrisa picara en su rostro… En un momento se recostó al lado mío y me dijo: -¡Me siento cansada!¡Déjame descansar un poquito!- (…) -¡Claro!- respondí un tanto nervioso teniéndola echada a mi lado y en sostén -¿Tienes enamorada?- me preguntó -¡No!- respondí -¡Pero, ya besaste a alguna chica!¡Me imagino!- dijo con un coquetería en su voz -¡Desde luego!- respondí mintiendo -¡Soy el besucón oficial, número uno en mi colegio!- dije un tanto perturbado, desequilibrado y tartamudeando -¡Entonces, demuéstramelo!- dijo tratando de acobardarme ante ella -¿Quieres que te lo demuestre?- dije muy desafiante, pensando que ella diera marcha atrás ante el reto -¡Demuéstramelo!- volvió a decir muy suelta, y me acerqué hacia ella temeroso, aterrado… No sabía si aquel primer beso iba a ser placentero y confortante… Ella tenía la cara de haberse comido cientos de lenguas y estilos de besar… y yo un inexperto aspirante a obtener mi primer título de besucón oficial… (…)… Teniéndola aun echada en mi cama, me situé frente a ella y me dirigí lentamente hacia sus labios rosaditos y carnosos… temblando aun, comencé a besarla lentamente por encima de sus labios, como quien acariciarle con el roce de los míos… ella no hacía nada y dejaba que yo me desenvuelva y la descubra… Poco a poco fui besándola aun más, esta vez introduciendo instintivamente mi lengüita dentro de su boca con una maestría innata, natural… Al instante, fui correspondido, dejándose llevar por mis primeros besos adolescentes llenos de pubertad, ansiedad, desenfreno y arrechura juvenil de verano, mesclados con un tanto de torpeza, ya que mis dientes chocaban son los suyos de vez en cuando…Había pasado con éxito la prueba (a excepción de los choques de dientes)… Aquel juego tomó rienda suelta a cada instante que teníamos, viendo que no nos descubran… cada espacio que teníamos solos era para comenzar a comernos a besos… Una esquina, un callejón, la cocina o la sala, era nuestro espacio (teniendo la certeza de que nadie nos veía)… Tratábamos de cuidarnos en eso… (…)… En una oportunidad, mis tíos invitaron a unos amigos a celebrar algo en la casa y los invitados tenían la intensión de quedarse a dormir en ella… No hubo mejor idea para mi tío que decirme: -¡Bueno cholo, por esta noche las chicas dormirán en tu cuarto… tenderán una colchoneta en el suelo y las dos dormirán ahí… pero, no vayas a gatear para dormir junto a ellas… ja, ja, ja!- dijo en modo de broma sin imaginarse lo que realmente ocurría… (…)… La algarabía comenzaba a escucharse en la sala, mientras que mis primas arreglaban donde iban a dormir aquella noche, tendiendo sus colchonetas en el suelo… Meche había colocado la suya al borde mi cama… Nos pudimos a ver televisión mientras Roberta fue a la cocina a recoger los tamalitos que habían comprado para la reunión que tenían los mayores… Esa fue nuestra cena… Mi tío ingresaba de rato en rato a mi cuarto (como presentir algo) a ver si todo estaba yendo bien y sin complicaciones… Todo estaba bien… no hacíamos nada (por el momento), solo ver la televisión en la escaza programación nocturna…En un instante, Meche dijo: -¡Bueno, me voy a poner más cómoda!- sacándose el sostén que tenia puesto, quedando a la luz sus tetitas duritas, redonditas y blanquitas… luego se sacó el shortcito que llevaba puesto y se quedó en calzoncito -¡Así duerme esta descarada! ¡No te sorprendas!- dijo Roberta al ver mis desorbitados ojos puesto en Meche… Dejé pasar aquellas escenas y nos pusimos a seguir viendo la televisión…Al no tener que más ver en aquella pantalla, apagamos el aparato y nos pusimos a conversar entre nosotros… Los tres empezábamos a contarnos chistes, riéndonos muchas veces por compromiso… Yo contando algunas anécdotas imaginarias, pero que ellas creían que realmente habían ocurrido… De pronto, notamos un silencio total en Roberta… se había quedado dormida -¡Roberta! ¡Roberta!- dije en voz baja -¡No te va a contestar!- respondió Meche -¿Por qué?- pregunté muy curioso -¡Ella tiene el sueño pesado y no hay nada que la despierte!¡Nada!- dijo Meche -¿Estás segura?-pregunté -¡Muy segura!- respondió… Dicho esto, (con mucha astucia) deslicé medio cuerpo hacia donde estaba Meche, dejando mi cintura y extremidades inferiores envueltas en las sabanas de mi cama… Comenzamos a besarnos por un buen momento, descansando de rato en rato… Los besos se hacían cada vez mas fuertes (cada vez que proseguíamos)… Comenzaba a besarla por su cuellito blanquito y suavecito, sintiendo estremecerse con mis caricias… Meche, aun mas ardiente y con más experiencia, conducía mis labios hacia sus senos ubicándome encima de sus pezones para poder besarlas, lamerlas y morderlas como quien tener al diablo metido en mi cuerpo natural y carnívoro… Roberta seguía durmiendo como piedra, ni aunque le metieran el dedo en el culo despertaría… (…)… La agraviada inocencia mía se había convertido en un volcán de fogosidades y ganas desequilibradas que trataba de desprender las partes de mi cuerpo que estaban atascadas en la cama (mi cintura y extremidades inferiores); pero, por más que lo intentaba, no podía… Aquella excitada jovencita que estaba echada en la colchoneta al borde de mi cama (y que por cuestiones de la vida y del destino era mi prima) quería más de lo que estaba recibiendo y yo quería dar más de lo que estaba dando… pero, no podía desprenderme de mis ataduras… así que, tuvimos que parar… Y en nuestra última parada, como por gracia divina de Dios, mi tío abrió la puerta de mi cuarto para ver que todo esté bien… Suerte de novato, la que nos agarró… (…)… Los días siguieron pasando, repitiéndose una y otra vez los besos escondidos… Hasta que un cierto día, Manuel, el hermano de mi tía Maruja (esposa de mi tío Rodrigo) fue de visita a la casa… Todo estaba bien… Muy amigo de mis primas y también amigo mío… El hecho es que en una ocasión despertándome de una placentera siesta en horas de la tarde, fui al baño a orinar, cuando noté entreabierta la puerta del cuarto de mis tíos… curioso yo, me acerqué a ver qué pasaba por los fuertes suspiros que salían de aquella habitación… cuando noté que Mechita y Manuelito estaban echaditos en la camita agarrados de la manito… No vi ningún besito… pero, me sentí traicionado, ultrajado, herido, manoseado y violado por entregar mi primer beso con lengua a mi pendeja prima… pero, que rico besaba la maldita…¡Maestra!… (…)… Nunca le dije nada… Nunca le reclamé… No tenía porqué…Así que, continuamos con nuestros jueguitos a escondidas… (…)… A las pocas semanas, luego de la primera reunión que hubo en la casa, se organizó otra fiestita, esta vez con baile (creo que era un cumpleaños… no recuerdo bien), solo que esta vez los invitados no dormirían en la casa… Así que, camaleónicamente, me deslicé desde mi cuarto hacia la cocina esquivando a los amigos de mis tíos que bebían y bebían las ricas y heladas cervezas a diestra y siniestra llegando hasta mi objetivo… Abrí la puerta del templo donde Roberta preparaba los alimentos diarios (valga decir que cocinaba de las mil maravillas) y me senté a esperar mi cena… En la cocina se encontraban Roberta y Mercedes, ya cenando… me sirvieron un plato con pescado de la selva (paiche seco y salado) frito -(¡Puta madre!)- exclamé en lo más profundo de mi adolescente vida… Que (carajos) podía hacer, más que comer -¡Chicos, ya me muero de sueño!- dijo Roberta -Meche, lava los platos por mí ¿sí?- (…) -¡No te preocupes, que yo los lavo!- respondió Mercedes… (…)… Entre ellas había más que un vínculo familiar, más que una amistad, más que una confianza (aunque nunca supe si Meche había confiado nuestro secretito a Roberta)… Aquella noche, cuando estuvimos solos, la fogosidad, las ansias y la adicción me llevaron a darle un beso a Meche -¡Estás con la boca salada!- me dijo -¿Así?- respondí, acercándome al estante donde guardaban los cubiertos y agarré una cuchara sopera y me dirigí al refrigerador a cargar el utensilio con un riquísimo manjar blanco que estaba solito y dispuesto a ser ingerido por cualquier individuo… Nuevamente, me acerqué a Meche y le di otro beso -¡Sigues salado!- volvió a decir… Repetí el proceso del engullido del manjar… Volví a darle un beso… esta vez apagué la luz de la cocina, para hacer del ambiente algo más romántico -¡Sigues muy saladísimo!- (…) -(¡A no cojuda!)- pensé -(¡Ahora veras!)- fui nuevamente al refrigerador y me embuché dos cucharadas inmensas de manjar… Apagué nuevamente la luz y la besé… Cuando de pronto, la puerta de la cocina se abrió de golpe -¡¿Qué pasa acá?!- preguntó mi tía -¡Nada!- respondió Meche… Mi tía quedó mirándonos y cerró nuevamente la puerta… Nos quedamos sentados por un rato más sin decirnos nada, luego nos fuimos a nuestros respectivos cuartos… (…)… Al día siguiente toda la sala estaba hecho un asco… Residuos de cerveza, bolsas de chizitos y papitas fritas, colillas de cigarro, todo tirado en el suelo -¡Cholo, mientras las chicas ponen orden en la sala, que te parece si vamos al mercado y compramos todo para la semana!- me dijo mi tío -¡No hay problema!- respondí y salimos al mercado… Compramos de todo para abastecernos de comida en la semana y darnos también algunos gustitos extras -¡Compremos pescado para hacer (hoy) un cebichito!- me dijo -¡Bueno!- respondí no tan entusiasmado como él ya que no era muy apasionado de dicho plato culinario… (…)… Una vez de haber comprado todo que debíamos conseguir me dijo: -¡Conozco un lugar bien chévere donde venden un desayuno de la patada! ¡Vamos! ¡Te invito mientras las chicas siguen limpiando la casa!- acepté sin murmuraciones ya que me moría de hambre por no haber cenado bien la noche anterior… (…)… Pedí un jugo de papaya con un tamalazo calientito… mi tío pidió una taza con café y un sándwich de pollo… Me miró fijamente a los ojos y sonrió -¡Hablemos de hombre a hombre!- me dijo… sonreí pensando que se trataría de alguna broma suya (como frecuentemente lo hacía)-¡Tu tía Maruja y yo, hablamos con Meche y nos contó todo lo que está pasando!- mi cuerpo y mis sentidos se enfriaron instantáneamente, desarticulándome por completo -(¡Puta madre! ¡La cagada!)- pensé -No quiero saber desde cuando y como pasó todo esto… y no quiero que continúe… No digo que está mal… al contrario… Está bien… pero, no con tu prima… Tienes para estar con un montón de chibolas de acá del edificio… Ahí mete huevo- siguió hablando y dándome consejos… me sentí inmensamente avergonzado… Luego me dijo algo que nunca olvidaré -Hijo… recuerda siempre… “Donde se come, No se caga”- entendí aquellas palabras que mi tío me había dicho… sintiendo aun mucha más vergüenza -Ya hablaremos después con tu tía para que no esté molesta… Así que esto que quede solo entre nosotros- Así fue… Pero, nunca hablé con mi tía al respecto… Supongo que mi tío le contó sobre la conversación que tuvimos mientras desayunábamos cerca al mercado… no lo sé… Pero ahí quedó… Nunca más hubo nada con Meche, desde aquella noche que nos descubrieron… Nunca más tocamos el tema…y las ganas de culearmela habían quedado ahí… (…)… Terminaron mis vacaciones y regresé a Pucallpa, mas grandecito, mas resabidito, mas mañosito… Ingresaba a tercer año de secundaria con mis doce años encima… Aun era el menor en mi salón… Volví a ver a mis compañeros del año anterior y algunos nuevos rostros… (…)… En el salón del segundo año, había una bonita, crespa, rubia, menuda, blanquiñosa y flaquita niña que me mirada a cada instante mientras salíamos al patio a la hora de recreo -¿Quién es ella?- pregunté a Angio -¡Se llama Paulina Alvarado!- me respondió -¡Está bonita! ¿No?- (…) -¡Muy bonita!- respondí -¡Mandátela pues! ¡No seas huevón!- me dijo… Tenía las ganas de hacerlo, pero aun gobernaba en mí la timidez -¡No seas quedado Edú! ¡Tú tienes tu pinta, tienes tu pepa! ¡No dejes que venga un cojudo y te quite ese culito!- fue el consejo que mi mejor amigo de colegio me dio… (…)… Ese año (también) conocí a Martha, hija de mi tío Ludgardo, dueño del colegio donde estudiaba, una nueva prima… Aquella niña estaba obsesionada conmigo… tenía diez años y ya había tenido enamorado… sus amiguitas me decían que estaba enamorada de mi… pero a mí no me gustaba -¿Qué esperas que no te la agarras a la hija del dueño?-me dijo Angio -¡Está que se caga por ti!- (…) -¡No sé!- respondí -¡Mandate ya de una vez, ya que no quieres nada con Paulina! ¡Aprovecha que mañana por la noche tendremos una ceremonia por el Día de la Madre! ¡Agárratela ahí!- me dijo… Acepté tras la perseverancia de mi amigo… Aquella noche siguiente, mientras todos estaban atentos a las actuaciones por el Día de la Madre que presentaban en escena, llamé la atención de Martha y con un gesto hice que ella vaya a la parte de atrás del escenario… Me acerqué a ella mientras me mirada a los ojos y le di un beso en la boca de aquellos profesionales y novelísticos… no siendo de mi agrado, ya que por más que trataba y persistía, ella no habría los labios para dar paso a mi lengüita apasionada… Fue un beso sin gusto (para mí)… Luego (ella) fue corriendo donde estaban sus amiguitas a contarles lo ocurrido -(¿Que mierda hice?)- me preguntaba sin darme respuesta… La semana siguiente fui el enamoradito oficial de Marthita, lauros que no quería ostentar… Poco a poco fui alejándome de Martha… con algunos pretextos… las cuales ella creía y aceptaba… A la semana siguiente que terminamos, estuvo enamorada de otro compañerito del salón continuo… (…)… Tenía (también) otro amigo de salón, Jonathan Hansson, un gringuito hijo de padre norteamericano y madre selvática, muy buen amigo, fiel y sincero… (…)… Recuerdo (una pequeña anécdota) que, en segundo año de secundaria, tuvimos que pasar un examen médico obligatorio en la que todos los varoncitos teníamos que quedarnos en calzoncillos a que nos inspeccionen nuestras partes vulnerables e intimas… a lo que mis compañeros mayores se mofaban por tener vellosidades en sus tronquitos… Jonathan alegaba tener un bosque poblado debajo del calzoncillo… yo impúber, imberbe, lampiño no decía nada… me quedé calladito (¿que podía decir?)… Al llegar la hora cero todos nosotros ingresamos a un cuarto donde estaban unas señoritas muy guapas vestidas de blanco acompañadas de un tipo gordo también de blanco, sentí una vergüenza al ser revisado por aquellas jóvenes novatas médicas y que ellas noten que era un infante en medio de aquellos depravados compañeros míos que tenían mucha más experiencia que yo… Hansson alegaba tener un tupido bosque púber debajo de sus calzoncillos… Yo no decía nada… (…)… Al llegar aquellas señoritas frente a mí, me hicieron un par de preguntas las cuales respondí sin titubear y echaron un vistazo médico por debajo de mi calzoncillo estirando el elástico… Hicieron las mismas preguntas a Hansson y la respuesta que dio no le favoreció… El grupo de galenos pidió que se baje totalmente la prenda intima, el calzoncillo, hasta la rodilla -¡No quiero!- dijo salvajemente -¡Tienes que bajártelo para revisártelo mejor!- dijeron los observadores médicos -¡No!- volvió a decir el gringuito… Presumimos que al ver la mirada de las jóvenes pervertidas médicas puestas en nuestros miembros viriles habían sido la causa de su negatividad; pero, la insistencia seria del jefe de aquellas inspectoras médicas hizo que Hansson se rinda y sucumba ante el pedido de bajarse el calzoncillo… Sorpresa para nosotros fue que debajo de aquella prenda no vimos un bosque tupido (como el manifestaba), sino que (todo lo contrario) percibimos un campo árido, desierto, sin una sola yerba en el jardín… causando la burla de los demás compañeros que estábamos de mirones… (…)… Esa fue la pequeña y muy pequeña anécdota de Jonathan Hansson… (…)… Regresando nuevamente al tema… El gringuito sabía que me gustaba como mierda la bonita, crespa, rubia, menuda, blanquiñosa y flaquita niña, Paulina Alvarado, y también sabía que yo era muy tímido como para decirle lo que siento, para declararle mi amor… (…)… Fue un sábado (sin fecha) que Paulina se encontraba en el colegio junto con el coro estudiantil a la que (ella) pertenecía, yo no sé qué chucha hacia ahí, lo único que recuerdo es que me encontraba en el segundo piso del pabellón con mis amigos, de pronto Hansson subió muy agitado y me dijo que Paulina me estaba esperando en el baño, y que quería decirme algo muy importante… Ella era mi amiga, pero nunca le había dicho nada de los sentimientos que tenía hacia ella... (…)… Bajé raudamente y fui a su encuentro… La encontré paradita en aquellos ambientes higiénicos… Me acerqué a ella sin malicia… Me miró y me dio un rico beso en los labios de aquellos románticos, novelísticos, cinematográficos… Fue un beso soñado e inesperado… Lo ansiaba desde hace mucho tiempo, pero no lo esperaba tan rápido… ¿Contradictorio? ¡Sí! ¡Y qué!… Desde ese día glorioso fuimos enamorados… Fue mi primera enamorada oficialmente a la que con sentimientos elegí…Los días que fuimos enamorados andábamos agarrados de las manos por todo el colegio, causando una extrañeza entre los profesores ya que (yo) nunca había hecho algo parecido… A mis casi trece años me sentía un Dios entre mis compañeros, ya que Paulina era una de las niñas más bonitas del colegio… Pero, mi inexperiencia e inmadurez hicieron que solo durásemos un mes…(…)… Recuerdo que, me encontraba con mis amigos en hora de recreo en las jodas de siempre, y Paulina subió muy feliz con una de sus mejores amigas(a la que ahora no recuerdo su nombre)… Se paró frente a mí, sin importarle la presencia de mis jodidos compañeros, y dijo: -¡Amorcito, hoy cumplimos un mes!- (…) -¿Así? ¿Y de qué?- respondí estúpidamente… No sé si lo hice por hacerme el bacán estando frente a mis amigos o si fue solo mi torpeza involuntaria… el punto es que Pau, me miró marcando una sonrisa triste en el rostro y dijo: -¡De nada!¡No te preocupes! ¡Olvida lo que te dije!- dio media vuelta y se retiró con su amiga -¡Eres un idiota!- me dijo Angio -¿Hoy no es la fecha en que cumplen un mes de enamorados? (...) -¡Creo que sí!- respondí inconscientemente -¡Eres un huevón! ¡Mejor olvídate de ella!- me dijeron aquellos recorridos compañeros míos… Y así fue… Me olvidé de ella; pero, no porque yo haya querido, sino que (Paulina) se metió por despecho con un individuo no tan agraciado (moreno, con los pelos parados, de aspecto tosco y desabrido) hiriendo mis sentimientos egoístas… No había pensado en lo que ella había sentido… En que tan importante había sido para ella el estar conmigo… ¿Realmente me había querido? Y si así fue ¿Por qué fue tan maligna en estar tan pronto con otro muchacho?… Me resigné… Mi primera batalla la había perdido por huevón… y me la ganó un “cara de poto”… Sabía que Pau aun me quería; pero, aquel escarmiento me la gané con honores… Prometí que nunca más en mi vida olvidaría una fecha importante en mis futuras relaciones… (…)… Terminé el tercer año de secundaria aprendiendo nuevas lecciones de vida… No pienso que haya fracasado en mi primera relación de enamorados; pero, fue un error que había cometido y que lo había pagado muy duramente… Fui un tonto… pero (también), aprendía a no serlo… (…)… Las siguientes vacaciones, las pasé en Pucallpa… hubiese podido ir nuevamente donde mi tío Rodrigo, pero lo habían destacado a Talara, Piura, y se fue con toda la familia… Meche se había quedado en Lima, ya que sus padres habían llegado a vivir en la capital… Roberta se fue con mis tíos y primitos, siempre fiel a ellos… Ese año la pasé tranquilo… sin calentamientos… sin presiones… (…)… Angio desapareció del mapa, como por arte de magia… al igual que toda su familia… fue un misterio… El tiempo siguió su curso, sin novedades, sin anécdotas, sin historias… Ahora, ingresaba al cuarto año de secundaria… nuevamente algunos rostros antiguos y muchos nuevos… Había nuevas chicas bonitas y muchísimas no tan bonitas… Esta vez, me gusto una chica mayor que yo, cinco años mayor que yo… Ella era Teresa, vivía con su padrastro cerca del colegio… Desde el primer día de clases tuvimos una mutua atracción… No era la chica más bonita del colegio, ni mucho menos la de mejor cuerpo… pero, había algo en ella que me atraía… tal vez su inmadurez o su exageración en hacer ver que aun era una niña fingiendo la voz chillona… pero, me atraía demasiado… Aquel año también conocí a dos nuevos amigos que serian los mejores compañeros que tuve en el colegio, Cristian Lobo y Germán Meza… dos inseparables y fieles amigos que andaban junto a mí a todos lados… (…)… En el colegio aun veía a Paulina con el “cara de poto” de su enamorado… aquella relación estaba durando… me preguntaba ¿si de no haber sido un cabeza hueca, nuestra relación también abría durado?... no lo sabía… Pero, nuestras miradas siempre se encontraban, ella soltando un “mira de lo que te perdiste” y yo “mírame que fui un huevón por no tomar en serio nuestra relación”… Nunca supe si Pau estaba enamorada de aquel feíto… Nuestra relación de amigos (también) se había enfriado, distanciado, quebrantado… (…)… Para poder distraernos y no pensar en huevadas, Cristian, Germán y yo, íbamos a alquilar Nintendo en unas cabinas que un compañero del salón había puesto en una de las principales calles de la ciudad… Era una novedad en lo que se refiere a juegos de video y nosotros ya estábamos cansados del antiguo y desactualizado Atari… Nintendo nos ofrecía una mejor resolución visual en sus juegos, con el clásico Mario Bros, Contra, Súper Contra, Street Fighter, Box Kid, Galaga y muchos más… de los cuales éramos adictos a Súper Contra ya que lo jugábamos en pareja, llegando hasta culminar todos los niveles del juego, hacíamos “historia”… Victoriosos, nunca ganamos ni un solo premio, pero el placer era completar todos los niveles del juego y ser elogiados por los novatos que estaban detrás de nosotros viendo nuestras estrategias y dominios en los controles… Los fines de semana juntábamos nuestras propinas para poder alquilar un par de horas de aquella adictiva consola de videojuegos llamado Nintendo… (…)… Algunas veces, cuando las propinas no nos alcanzaban, salíamos a manejar nuestras bicicletas por las calles de la ciudad, pero no era muy a menudo… Viví enamorado, ilusionado, incluso hasta llegar a fantasear con Teresa, soñando con que sea mi enamorada; pero, solo quedaba ahí… Creo que a las justas nos dimos un piquito, de esos inocentes, nada de lengua… y creo que fue mejor así… Ese año tampoco estuve con nadie… me gustaron un montón de chicas, pero no llegué a nada más que una simple amistad con ellas… (…)… Culminó el año e ingresamos a uno nuevo, esta vez sería nuestro último año en el colegio, teníamos que aprovechar al máximo desde el principio... Salíamos (los tres amigos inseparables) desde los primeros meses a enviciarnos en el Nintendo… en épocas de carnavales, salíamos a manejar nuestras respectivas bicicletas con mochila en la espalda llena de globos con agua utilizadas como proyectiles hacia las jóvenes que correteaban por la ciudad… Algunas personas (entre varones y mujeres) iban en camionetas con bidones llenos de agua turbia, sucia, sacada de desagües y que servían para llenar de microbios y rasgos fecales en los cuerpos de sus eventuales víctimas callejeras… No importaba nada… La euforia y algarabía de las fiestas carnavalescas nos hacían olvidarnos de las enfermedades toxicológicas que podamos contraer… Bienvenidas sean las toxinas y trozos fecales en nuestros cuerpos… Era Carnaval… (…)… En abril, regresamos nuevamente al colegio, esta vez al quinto año de secundaria y comenzábamos el año con un desfile escolar… (…) Desde un año antes (cuarto de secundaria), pertenecía al Estado Mayor del escuadrón de desfile y desde que conformamos una excelente Escolta, Estado Mayor y un impresionante Batallón, no parábamos de ganar gallardetes en los desfiles a los que asistíamos… y también ganábamos enemistades con los colegios que tradicionalmente (antes) se llevaban los lauros… y casualmente el colegio con el que más competíamos era el Faustino Maldonado… (…)… En una oportunidad, hice un amigo de barrio (gracias a mi madre), Ángelo Ramos… fue el primer amigo de barrio en mi vida, ya que no era muy social con lo que respecta a amistades por donde vivía… Se convirtió en parte de la familia, por la continuidad que frecuentábamos (hasta ahora)… Llegó una oportunidad en el que se graduaba como técnico en computación e informática en un instituto de la ciudad y nos había invitado para la ceremonia… el detalle era que teníamos que ir en pareja -(¿Yo con quien carajos iría?)- me preguntaba… Ángelo me dijo que había una vecinita que se moría por mí y que quería ir a la fiesta de graduación conmigo; pero, no me gustaba… Así que, se me vino a la mente mi segundo amor de escuela… Liliana García… (…)… Decidí ir a visitarla, después de casi cuatro años y medio sin saber nada de ella… (…)… Sabía donde vivía, no había necesidad de indagar sobre ello… Agarré mi bicicleta montañera y fui rumbo a Yarinacocha, al domicilio de Lili… (…)… Era un viernes por la tarde cuando llegué a su casa (la fiesta era al día siguiente)… Toqué la puerta y mágicamente ella salió -¡Hola!- me dijo sorprendida -¡Hola!- le dije abobado… Me invitó a pasar a la sala… Estaba sola, sus padres habían salido a una reunión… Conversamos por casi dos horas, contándonos cosas que nos habían ocurrido en el tiempo que habíamos perdido contacto entre nosotros… Fue muy reconfortante aquella reunión… Pero, decidí ir de frente al grano, a agarrar al toro por las astas y ser valiente en la proposición que tenía en mente -¡Lili! ¡Quiero hacerte una preguntita!- dije -¡Pregúntame!- me dijo -¿Qué harás este fin de semana? ¿Este sábado para ser más exacto?- pregunté -¡Mmm! Saldré a una reunión con mi primo- me dijo -¡Es que quería invitarte también a una reunión! Pero, tal vez sea para una próxima ¿no?- dije -¡Sí! Me encantaría que sea para una próxima reunión- respondió… (…)… Resignado, me despedí de ella… aun estaba como la recordaba, no había cambiado en nada… solo había desarrollado corporalmente creciéndole las tetas y ensanchándose en las caderas… Volví a mi casa sumisamente y opté por ir con la vecinita de enfrente… no quedaba otra opción… (…)… Fuimos en grupo a la fiesta de graduación y solo baile una pieza musical con la vecinita ya que me incorporé a una rueda donde estaba mi padre, mi primo Ralf (hijo del hermano mayor de mi madre) y unos amigos más… Comenzamos a beber unas cuantas cervezas… No podía tomar demasiadas ya que solamente tenía catorce años, pero de todas maneras me había mareado… Hasta que llegó una oportunidad que sentí un suave pellizco en mi cintura… Volteé felinamente para ver quien carajos me había propinado tal “cariño”… Cuando noté la figura angelical de Liliana frente a mi… Estaba lindísima, con un vestido rosado pegado a su cuerpecito, con el cabello negro azabache suelto y oliendo a rosas -¡Qué agradable sorpresa!- dije dejando a un lado mi estado semi etílico -¡Estas hermosísima!- (…) -¡Gracias!- respondió muy tímida… -¿Como llegaste acá? ¡No entiendo nada!- dije -¡Mi primo está haciendo su graduación y me pidió que sea su pareja por esta noche! ¡Y cuando te vi, lo dejé para venir a saludarte!- me dijo No hice otra cosa más que tomarla de la mano y llevarla a presentar a mis amigos y a que mis padres la vieran nuevamente... (…)…

Quedé en silencio por un instante -¿Estás bien?- pregunté a Maricarmen.

-¡Sí!... Claro que sí- me respondió -Es que, comencé a imaginarme todo lo que me contabas… Creaba en mi mente una situación similar…

-¿Quieres que continúe?- pregunté.

-¡Sí!- fue su respuesta.

-Comenzamos a bailar muchas canciones… No soy amante del baile; pero, en aquella oportunidad lo hice… Recuerdo una canción que se me quedó grabada en la mente “Amores como el nuestro” de Jerry Rivera… fue nuestra primera canción que bailamos en aquella noche…Estuvimos juntos casi toda la noche, no nos desprendíamos el uno del otro… Los padres de Lili se acoplaron a nuestro grupo y seguimos tomando otras cuantas cervecitas, mientras que las mujeres tomaban su Coca Cola… (…)… Al promediar launa y treinta de la madrugada, Lili y familia debían de retirarse… No dudé ni un segundo en acercarme a Lili y decirle: -¿Podemos salir este fin de semana?- (…) -¿Cuándo?- me preguntó -¡El sábado! ¿Te parece?- pregunté (…) -¡Sí!- fue su respuesta acompañada de una sonrisa -¡Perfecto! ¡Entonces el sábado pasaré por tu casa para recogerte a las nueve!- dije -¡No hay problema!- me respondió y se dirigió donde sus padres… (…)… Fue lo mejor que me había ocurrido en aquella fiesta de graduación…La siguiente semana la vi pasar mucho más rápido que las anteriores, deseaba con ansias que llegue el bendito sábado juerguero y cuando llegó el día esperado, me puse mi mejor traje discotequero y fui a buscarla… Al llegar a su casa toqué la puerta y salió envuelta en una toalla -¿A dónde vamos a ir?- me preguntó -¡Pensaba en irnos a la discoteca!- respondí muy calmado -¿Puedes venir con tus padres a pedir permiso para poder salir?- me preguntó -¡Claro!- respondí sin consultar a mis padres -¡Voy a mi casa y regresaré en menos de lo que canta un gallo!- respondí y (velozmente) regresé a mi casa -¡Necesito tu ayuda!- fue lo primero que dije a mi madre apenas llegué a su cuarto -¡Que fue lo que pasó!- me dijo muy nerviosa y le expliqué lo que había ocurrido en casa de Lili -¡No jodas carajo!- fue la primera exclamación que recibí del ser que me dio la vida -¡O sea! ¿Nosotros vamos a ser tus alcahuetes en tu salida a la discoteca?- me preguntó -¡Sí!- respondí mirándole con ojitos de becerrito, convenciéndola y convirtiéndose en mi compañera en ir a pedir permiso a la casa de los García… (…)… En el trayecto hacia la casa de Lili, mi madre estaba más nerviosa que yo, era la primera vez que hacía de intermediaria en peticiones de compromiso… (…)… Al llegar a la casa de Lili, mi madre comenzó a conversar con los padres de mi cita y una vez concluido con la petición oficial para la salida de ambos hijos, la madre de Lili dijo: -¿Y a qué hora piensan regresar?- (…)-¡A la una!- respondí -¡Es un poco peligroso venir a esa hora por estos lugares!- respondió el padre… Nos quedamos callados para buscar una alternativa y solución -¡Señora Lucia! ¿No sería mucha confianza si Lilita se quedase a dormir en su casa, para que los chicos se diviertan y no se expongan en regresar a altas horas de la noche?- dijo la mamá de Lili -(¡Bingo!)- dije alegremente en mi mente -(¡Esta noche es mía!)- (…) -¡Si es así, no se preocupe señora que su hija estará en muy buenas manos!- dijo mi madre -(¡Sí! ¡En las mías!)- pensé nuevamente… (…)… Salí victorioso… Mi madre había conseguido algo que yo nunca hubiese podido lograr en mi primera cita… Adoré a mi madre más que nunca… (…)… Al llegar a mi casa, encontramos a mi padre bien cambiadito a lo que mi mamá se sorprendió -¿Y tú?- preguntó-¿No se supone que vamos a acompañar al hijo a la discoteca?- respondió mi padre con una graciosa y cómplice frescura… (…)… Fuimos los cuatro a Las Brujas, que era la discoteca donde todas las parejitas comenzaban o terminaban una relación amorosa… El ambiente era más oscuro que en las demás discotecas… Para ingresar, teníamos que guiarnos por un camino iluminado por luces de neón pegadas al suelo y separadas por un metro de distancia entre ellas… Nos situamos en una de las mesas que estaban vacías y pedimos cuatro Cuba Libres para tomar… Mis padres salieron a bailar dejándonos solos… No sabía que decirle y comencé a hacerle algunas bromitas tontas, las cuales ella me recompensaba sonriendo naturalmente, sin exageraciones… Salíamos a bailar y regresábamos al rato… Se acercaba la media noche y aun no decía nada… Mis padres nuevamente se fueron a bailar y nos dejaron solos (otra vez) -(¡A la mierda!)- pensé -¡Lili!- dije -¿Sí?- respondió -¡Quiero hacerte una pregunta!- dije directamente -¡Dime!- respondió ella… Respiré lo más profundo que pude e hice la pregunta -¿Quieres ser mi enamorada?-(…) -¡Sabía que me preguntarías eso!- respondió y quedó pensativa… Aquel silencio de pocos segundos me envolvía en una gran angustia y desesperación -¡Pregúntame otra vez!- me dijo -¿Quieres ser mi enamorada?- volví a preguntar -¡Sí!- fue su respuesta… Me acerqué temblando y la besé en los labios con toda la dulzura que podía desprender de los míos… Sentí que podía tocar el cielo en un abrir y cerrar de ojos… Por primera vez en mi vida había besado al amor de mi escuela… Ya no éramos enamoraditos silenciosos, ahora éramos titulados como enamorados oficiales…(…)… Fuimos a bailar nuestra última pieza en aquella noche y me confesó que yo era su segundo enamorado; pero, el primero en besarla en los labios… Le creí… Estaba feliz… Tuve que creerle… (…)… Al llegar la una de la madrugada, salimos de las Brujas (con mis padres y mi, ahora, enamorada)… En mi mente estaba la idea de que esa noche iba a ser mía… Mi enamorada dormiría en mi casa… qué más podía pedir… La cabeza la tenía caliente -(¡Gracias Madre Santa!)- pensé en mi inocente y púber mente… (…)… Al llegar a casa, mi madre ingresó a su cuarto y me quedé con Lili en la sala… Recuerdo que aquella noche habían quitado luz en todo mi barrio…

CONTINUARÁ...

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